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Christopher Atkins ¿Qué fue del protagonista del Lago Azul? (Sexo, alcohol y Brooke Shields)

El protagonista masculino de El lago azul nunca estuvo enamorado de Brooke Shields. Tras interpretar una larga lista de papeles mediocres, tuvo problemas con el alcohol. Finalmente desenganchado montó una empresa de construcción y patentó un cebo de pesca. Él y Shields, eso sí, siguen siendo dos amigos a los que les gusta recordar detalles de aquel rodaje.

Martes, 09 de Mayo 2023, 14:07h

Tiempo de lectura: 4 min

A los 18 años, Christopher Atkins rodaba en los mares del Sur con Brooke Shields El lago azul, una película que marcó a toda una generación. Con el paso de los años, aquel filme, estrenado en 1980, ha sido revisado y criticado por la sexualización de la niña de 14 años que Shields era entonces –aunque tuviera una doble de cuerpo para las escenas de sexo–, pero el papel de Atkins ha quedado casi olvidado, y él mismo, hoy con 62 años, lleva una discreta vida en Los Ángeles.

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Y el efebo maduró. Christopher Atkins hoy, a sus 62 años, en la sede de su empresa de construcción, en Los Ángeles.

En un principio, el papel iba a ser para Matt Dillon, pero, cuando este lo rechazó, se hizo una audición entre 4000 adolescentes y Atkins se hizo con el papel. Tampoco es que le interesara mucho el cine. Trabajaba ocasionalmente como modelo, reclutado por un agente que le había echado el ojo al verlo ejercer como socorrista e instructor de navegación en sus días de instituto. Fue éste quién lo animó a presentarse a las audiciones de El lago azul.

Y Atkins, un fanático de los deportes al que un problema en la rodilla obligara a abandonar sus sueños de jugar al béisbol, y que nunca se había puesto delante de una cámara, resultó finalmente elegido. Y no precisamente por sus rizos rubios y naturales. Atkins tiene el pelo liso. Rizárselo fue un capricho de los guionistas. «Tenía que pasar por un rizador todos los días —cuenta el actor—. Un calvario agotador».

Los rizos no eran naturales. Fue un capricho de los guionistas que obligaba al actor a pasar por el rizador cada día

Rodar El lago azul costó 4,5 millones de dólares y la película recaudó 48 millones. Un éxito que llevó a Columbia a retener al actor para ver si conseguían repetir la fórmula. Más que por sus dotes interpretativas, sin embargo, los ejecutivos lo apreciaban por su cuerpo y por los sueños húmedos que desertaba entre las adolescentes. Al fin y al cabo, fueron los desnudos de Atkins y Shield y las escenas de contenido sexual que coprotagonizaron lo que convirtió la cinta en un fenómeno mundial.

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Dos niños empujados al sexo. Atkins, con 18 años, y Brooke Shields, con 14, en una célebre y escandalosa fotografía promocional de El lago azul, película que se estrenó en 1980. A pesar de la edad de la joven actriz, tanto los productores como su madre los empujaron a enrollarse para elevar su química en la pantalla./ Getty Images.

Atkins apareció así en un par de TV movies de las que nadie se acuerda y en una película de piratas que le valió la primera de sus tres nominaciones a ‘peor actor del año’, premio que recibió dos veces.

Fue entonces cuando la revista Playgirl lo sacó en bolas en su portada. «El hombre más sexi del año», fue el titular. Poco después, él mismo se preguntaba en una entrevista: «¿Me darán alguna vez un papel en el que no tenga que estar sin camiseta?». Pudo por fin cumplir su deseo durante 27 capítulos en la serie Dallas, una oportunidad que no impidió que su carrera encallara finalmente en mediocres papeles en producciones televisivas o de bajo presupuesto.

Semejante trajín emocional derivó en alcoholismo, adicción que consiguió vencer para crear una empresa de construcción a través de la cual lo mismo instala piscinas de lujo que te arregla el tejado. Ha patentado, además, un conjunto de cebos para pesca extrema y se ofrece en una web de famosos venidos a menos a grabarte vídeos personalizados o hacerte una videollamada para celebrar cumpleaños, graduaciones y felicitaciones diversas.

Entretanto, sin embargo, Atkins tuvo un último momento de gloria cuando, en 1999, se reencontró en pantalla con su antigua coprotagonista en De repente Susan, una serie creada a mayor gloria de Brooke Shields.

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Hoy la estrella es el pez. Atkins en sus días como estrella adolescente y en la actualidad. Además de empresario, posee la patente de un dispositivo para la pesca de grandes peces.

La pareja, por cierto, negó en su día que hubiera algo más que amistad entre ambos, aunque todo el mundo pareciera empeñado en que, a pesar de ella tener solo 14 y él 18, vivieran un romance en la vida real. Lo contaron juntos hace un año en Now What?, el podcast de la actriz, al que Shields invitó a Atkins para recordar juntos secretos de rodaje de la cinta que los asoció para siempre en el imaginario popular.

«Los productores querían desesperadamente que nos enamoráramos –reveló la actriz–. Y eso era imposible, porque cuatro años, a esa edad, son un mundo de diferencia. Recuerdo haber pensado: ‘Primero conozcámonos en lugar de forzar la situación. Y no reaccioné bien cuando me obligaron a sentir algo. Quería que me dejaran en paz. Ni siquiera había besado a nadie todavía».

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Su último destello. Atkins con Priscilla Presley en Dallas, serie en la que apareció en 27 capítulos durante casi toda la séptima temporada. Su personaje, Peter Richards, tiene una aventura con Sue Ellen y, como venganza, J.R. consigue que lo arresten bajo una falsa acusación por drogas. Presley, por su parte, interpretó a Jenna Wade, amante de Bobby Ewing.

Incluso la madre de Shields, que también era su agente, presionó a los jóvenes. Según Atkins, ella fue la que más insistió en que vivieran un romance real. Tanto que lo invitó a vivir en su casa días antes del inicio del rodaje para que él y su hija pudieran ‘conocerse más a fondo’. «Ella me presionaba, pero al mismo tiempo, tú tenías 14 años –le dijo Atkins a Shields– ¡Me sentía entre la espada y la pared!».

«Hoy no se permitiría una película como aquella –afirmó Atkins–. Hubo animales que sufrieron, arponeamos peces e hicimos toda clase de locuras. ¡Y salían dos niños desnudos corriendo por una playa!». A lo que Shields añadió: «¡Yo agarraba un bebé y lo metía debajo del agua! Estábamos como en el lejano oeste, pero en el agua».