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Todo lo que le cuentas a la inteligencia artificial está aquí… y pertenece a Jeff Bezos

Poder tecnológico

Todo lo que le cuentas a la inteligencia artificial está aquí… y pertenece a Jeff Bezos

Centro de datos de Amazon en Indiana, que alberga los servidores de OpenAI y Anthropic.

El centro de datos más grande del mundo, en el estado de Indiana, es el lugar donde se procesan las dos inteligencias artificiales más potentes del mundo: ChatGPT y Claude. El propietario de este 'megaservidor' no es otro que Jeff Bezos, el dueño de Amazon.

Martes, 18 de Noviembre 2025, 14:41h

Tiempo de lectura: 4 min

Le pides consejo. Le cuentas los miedos que te despiertan de madrugada. Te desahogas. ChatGPT no solo redacta tus trabajos o planea tu fiesta de tu cumpleaños: te ayuda a procesar el duelo, incluso escribe emails irresistibles para esa persona que te hace tilín, como un Cyrano robótico. ¿Pero dónde van a parar todas esas conversaciones? Tu intimidad, tus planes, tus secretos… Mira la foto de arriba. Van a parar ahí.

Una consulta a ChatGPT consume diez veces más que una búsqueda en Google. Así que las tecnológicas abrazan la energía nuclear

Aquello era un campo de maíz en la pradera de Indiana. Ahora es el centro de datos más grande del planeta. Project Rainier. Medio millón de chips. Y adivina de quién es. Jeff Bezos. Un acuerdo reciente de 38.000 millones de dólares ha cambiado el mapa de la IA. ChatGPT dejará de correr exclusivamente en servidores de Microsoft (Azure se llama su nube) para hacerlo también en la infraestructura de Amazon Web Services (AWS). La misma que ya controlaba Claude, la IA de Anthropic, en la que Amazon invirtió 8000 millones. Bezos ahora tiene acceso a las dos inteligencias artificiales más poderosas del planeta. ¿Qué hará con todo ese material?

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China, por tierra y mar.El data center más grande de Tencent, el gigante tecnológico chino, ubicado en Nanjing, la provincia de Jiangsu. China es el país más avanzado en el desarrollo de centros de datos submarinos y alimentados por energía eólica. En octubre anunció la conclusión de la primera fase de este proyecto pionero, en las costas de Shanghai.

Amazon ya conocía tu historial de compras, las series que ves en Prime, la música de tu playlist. Pero esto es otro nivel. Esto no son tus hábitos de consumo. Esto es una puerta abierta a tu corazón, a tu mente… y a tu bolsillo. Cuando le cuentas a ChatGPT que estás deprimido, que has pensado en dejarlo todo, que no sabes si quieres seguir con tu pareja, esa información viaja a servidores que controla el hombre que transformó el comercio electrónico en un imperio de dos billones de dólares. OpenAI reveló hace poco que más de un millón de usuarios semanales mantienen conversaciones relacionadas con crisis severas de salud mental. Otros 600.000 muestran signos de psicosis o ideaciones suicidas…

En mayo, una orden judicial obligó a OpenAI a preservar indefinidamente todas las conversaciones de ChatGPT, incluidas las que los usuarios creían borradas para siempre. Podrían usarse para cualquier investigación

¿Y las políticas de privacidad, esa letra pequeña que nunca lees? Si no las borras, tus conversaciones con ChatGPT están ahí para siempre, como los correos de Gmail. Pero la diferencia es qué pasa cuando las eliminas y para qué se usan mientras tanto. OpenAI usa conversaciones para entrenar a su IA salvo que desactives manualmente esa opción en los ajustes. Borras un chat y desaparece de tu pantalla, pero aún permanece treinta días en los servidores. Además, en mayo, una orden judicial obligó a OpenAI a preservar indefinidamente todas las conversaciones de ChatGPT, incluidas las que los usuarios creían borradas para siempre. Fue por un litigio sobre derechos de autor, pero en teoría podría usarse para cualquier investigación, así que podrían cazar a alguien que planee o confiese un crimen en sus conversaciones con la IA... Anthropic, por su parte, cambió las reglas en septiembre: ahora pide permiso para husmear en tus cositas. Aceptas y tus conversaciones viven cinco años en sus servidores. Rechazas y se borran en treinta días.

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¿Oportunidad?El negocio de los centros de datos se expande por el mundo. Brasil ha llegado a un acuerdo para construir la mayor infraestructura digital de América del Sur, en el Estado de Rio Grande. La empresa Scala Data Centers adquirió un terreno de 7 millones de metros cuadrados,unos mil campos de fútbol. El argumento de la empresa y el gobierno local es que los países que han quedado atrás en el desarrollo tecnológico tienen ahora una gran oportunidad como generadores de energía para alimentar a la insaciable IA.

La de Indiana no es la única nube descomunal. Microsoft lleva gastados 80.000 millones en centros de datos solo en 2025. El de Wisconsin conecta cientos de miles de procesadores con fibra óptica suficiente para rodear la Tierra cuatro veces. Google distribuye su infraestructura en 300 instalaciones. En Nebraska e Iowa, cuatro centros funcionan como un solo organismo alimentando a Gemini, su IA. China construyó 500 centros en dos años, algunos son submarinos para que el océano los refrigere.

El problema es la energía. Una consulta a ChatGPT consume diez veces más que una búsqueda en Google. Las renovables son intermitentes. Así que las tecnológicas abrazan la energía nuclear. Y luego está la Luna. En octubre, Bezos anunció sus planes: centros de datos en órbita terrestre y en la superficie lunar. Sol perpetuo, temperaturas bajo cero, refrigeración gratis. Blue Origin ya trabaja en ello. En marzo, la start-up Lonestar puso un prototipo del tamaño de un ladrillo en la Luna. Sam Altman apoya la idea.

Pero esos centros lunares no servirán para la IA que controla tu coche o un dron militar. La latencia de casi tres segundos los hace inútiles para tomar decisiones en tiempo real. Un vehículo autónomo necesita respuestas en milisegundos para frenar ante un peatón. La Luna será para respaldo, archivo y recuperación en caso de desastre. Para lo urgente, la solución es distinta: edge computing. Procesar datos dentro del propio vehículo o en centros cercanos. Lo que significa más chips, más procesadores, más hardware distribuido por todas partes.

Mientras tanto, los nuevos agentes de IA reservarán billetes, programarán citas médicas, comprarán online. Se habrán convertido en psicólogos, confidentes, agente de viajes y gestores financieros, todo en uno. Y necesitan acceso a correos, calendarios, números de cuenta. La promesa: datos encriptados. Pero esos datos terminan en discos duros físicos, en edificios que tienen dueño. Y el mayor casero mundial de la IA, desde ahora, es Bezos.