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Viernes, 12 de Diciembre 2025, 12:58h
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Nació dos minutos después que su hermana melliza, Gabriela, pero él es el heredero al trono de Mónaco. Así lo estipula el Tratado de Péronne de 1641, que marca el orden de sucesión masculina del Principado y que también puso fin al protectorado español sobre Mónaco y lo colocó bajo la protección de Francia.
Jaime Honorato Rainiero Grimaldi, de 11 años (los acaba de cumplir), es el cuarto hijo de su padre, Alberto II de Mónaco, y el más pequeño, pero él es el heredero al ser el primer varón legítimo. Sus dos hermanos mayores nacieron siendo Alberto de Mónaco príncipe heredero y soltero: la mayor, Jasmine Grace, es hija de Tamara Rotolo, una estadounidense que fue un fugaz amor de verano; y el segundo, Alexander, es hijo de la azafata de Air France Nicole Coste.
El príncipe Jaime es tímido y tranquilo; su hermana, Gabriela, es más espontánea que él. Estudia en el colegio católico San Francisco de Asís y cada vez participa más en actos oficiales junto con sus padres, Alberto y la nadadora suda-fricana Charlene Wittstock.
Los hijos pequeños de Alberto no han vivio una situación familiar convencional. Durante un tiempo ha convivido con ellos en palacio su medio hermano Alexander. Pero, según denunció a la prensa su madre, la ex azafgata togolesa Nicole Costa, el chico no es aceptado por Charléne quien aprovechando una ausencia de Alberto mandó trasladar a Alexander al ala donde se alojan los empleados de palacio.
También han vivido la extraña 'desaparición' de su madre a quien no vieron durante meses cuando ella se quedó una larga temporada en Sudáfrica. Alegó una infección de oído. Sus hijos viajaron a visitarla cuando ella llevaba más de seis meses ausente del principado.
Aquel episodio alimentó los rumores de divorcio de los príncipes de Mónaco. Los Grimaldi han protagonizado rupturas (Carolina y Estefanía se han separado), escándalos e hijos fuera del matrimonio. La abuela de Alberto, por ejemplo, fue una mujer guapísima y rompedora. Se llamaba Carlota, era hija ilegítima, pero su padre, Luis II, la adoptó siendo soltero para garantizar la continuación de la dinastía.