Puntualidad, sin accidentes, silenciosos...
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Puntualidad, sin accidentes, silenciosos...
Viernes, 12 de Diciembre 2025, 10:11h
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La primera línea del tren bala (los japoneses lo llaman Shinkansen, 'nueva línea troncal') se inauguró en 1964 y marcó el renacimiento tecnológico del país tras la posguerra. Seis décadas después es el medio de transporte más puntual del planeta, uno de los trenes más veloces (320 kilómetros por hora de velocidad máxima), y presume de una frecuencia insuperable —un tren cada tres minutos en hora punta— y de una seguridad máxima, con cero muertes por descarrilamiento o colisión en toda su historia, a pesar de discurrir por un país de elevada actividad sísmica y alta frecuencia de tifones.
Una de las claves de su puntualidad son las paradas ultrarrápidas, de uno a tres minutos, para recoger a los pasajeros. Ayuda, por supuesto, la disciplina de los japoneses, pero también la milimétrica alineación de las puertas de los vagones con los accesos en los andenes (los usuarios hacen cola en el punto justo donde estará la puerta de acceso a su vagón). Por supuesto, ningún japonés habla por teléfono durante el viaje. La consigna: respetar y ser respetado.
Desde el modelo original Serie 0, que corría a 210 kiló-metros por hora en 1964, la evolución de los trenes ha sido constante. El mayor salto se produjo en 2011 con los Hayabusa ('halcón peregrino' en japonés), cuyo pico, de 15 metros, se inspira en el del martín pescador. El convoy se inclina en las curvas a 320 kilómetros por hora con niveles de vibración y ruido muy reducidos. Incluye, además, la lujosa Gran Class, con apenas 18 asientos por coche.
Este centro de control de toda la infraestructura es clave para garantizar una puntualidad —si el retraso de un tren supera el minuto, se activa una alerta para recuperar el tiempo perdido— y una seguridad sin parangón. En este aspecto ayudan el frenado automático de los vehículos en caso de seísmo y los trenes Doctor Yellow, con sensores, cámaras y medidores que revisan vías, catenarias y señalización a la velocidad real del servicio.
Más de 460.000 pasajeros usan cada día el Shinkanshen, sumando más de 10.000 millones en 61 años. Los accesos al tren, algunos con capacidad para mil pasajeros, son como en el metro: tornos sin escáneres ni controles de seguridad. Son 150 estaciones que combinan transporte y comercio, origen del estándar actual en estaciones de tren y aeropuertos. En la inmensa terminal de Tokio, en hora punta, pueden coincidir hasta 15 trenes operativos en andenes situados en varios niveles.
Japan Railways, gestora del tren bala, planea una nueva revolución con una línea de levitación magnética (Maglev) de trazado subterráneo. Las primeras unidades en pruebas alcanzan los 603 kilómetros por hora, aunque se estima que, una vez operativa, con convoyes de doce vagones, no pasarán de 505. La primera línea, de 438 kilómetros, unirá Tokio con Osaka en 67 minutos, con una previsión de 66 millones de pasajeros anuales. El tren inicia el viaje sobre ruedas, pero al alcanzar los 150 kilómetros por hora se eleva y se torna silencioso.
La preparación y limpieza de los trenes también son de récord. Desde que llegan hasta su salida, limpios y renovados, pasan siete minutos. Este proceso ultrarrápido es una eficaz coreografía que incluye herramientas como una escoba con sensores que detecta manchas de humedad en los asientos para cambiarlos al instante. Los operarios, además, varían la orientación de todos los asientos en vagones enteros (se va siempre en el sentido del viaje) en apenas cinco segundos por fila. En los más modernos, una palanca permite girar todos de una tacada.