Viernes, 22 de octubre 2021, 00:17
Hace once meses la perrera municipal de Baza fue noticia por quedarse vacía por primera vez, gracias al excelente trabajo que realizan las cinco voluntarias encargadas de posibilitar las adopciones. En el año 2020 pasaron por las amplias instalaciones ubicadas en el antiguo mercado de ganados 442 perros que encontraron un hogar.
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Ahora las mismas voluntarias han dado la voz de alarma para informar de que la perrera está prácticamente llena y se necesitan adopciones para que las instalaciones no se colapsen de animales. Actualmente hay casi 40 perros, la mayoría de ellos esperando a ser adoptados. La capacidad de las instalaciones es para 32 perros y 7 gatos. También hay unos cuantos perros de razas peligrosas que ha sido retirados a sus dueños y están pendientes de su estudio por un educador adiestrador.
Según explica el concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Baza, Juan Francisco Valero, que es el responsable municipal de la perrera. Los abandonos se han disparado en los últimos meses. «Estamos sobrepasados. La situación es preocupante y vamos al límite de medios humanos y materiales, pues en todo momento intentamos que los animales estén en las mejores condiciones posibles», afirma el edil.
La perrera presta servicio las 24 horas todos los días del año, y está atendida por dos trabajadores a jornada completa. Diariamente hay que limpiar las zonas donde están los perros y periódicamente se desinfectan y apenas si hay tiempo para poder sacarlos a pasear. El Ayuntamiento tiene un gasto anual de 72.000 euros para personal, comida, mantenimiento de las instalaciones y demás gastos.
Juan Francisco Valero no oculta su malestar, porque tiene la certeza que a la perrera de Baza llegan perros de muchos otros sitios de la comarca e incluso de provincias limítrofes. Hace tres semanas se pudo identificar a una persona de Caniles abandonando a un perro. La Policía Local ya le ha abierto un expediente y la sanción puede estar en torno a los 2.000 euros.
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El concejal, informa que las voluntarias se encargan sobre todo de buscar personas responsables para que adopten a los perros abandonados o localizados por las propias voluntarias o personas que los encuentran. «Están siempre muy encima de todo y su trabajo garantiza adopciones con personas idóneas», explica Valero.
Las voluntarias de la perrera son Ely y Jazmin, que viven en Baza, e Inma, Cristina y Manoli, que residen en Cádiz y Barcelona y se mueven a la perfección por las redes sociales y mantienen contactos con otros refugios. Gracias a su trabajo funcionan las adopciones, pues están de forma constante buscando hogares para los animales.
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Juan Francisco Valero anuncia que antes de final de año se van a realizar unas mejoras en las instalaciones que incluyen las conducciones de agua, electricidad, pavimentación y ampliación de las zonas donde se encuentran los perros. En una primera fase tienen un presupuesto de 30.000 euros, pero el proyecto es más ambicioso y continuará en próximos ejercicios.
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