Asaja Granada aboga por reinstaurar las guarderías rurales para vigilar el campo

Se han conseguido, de hecho, importantes logros en algunas zonas que venían sufriendo continuos asaltos en  fincas y cortijos ?como en la comarca de Baza?, con un mayor despliegue de efectivos y control los puntos de venta de la mercancía robada pero los delincuentes se trasladan estratégicamente a otras zonas menos vigiladas (es el caso de la zona del área metropolitana o de la comarca de Alhama) y el problema no se solventa. La propuesta del secretario general ASAJA GRANADA, Manuel del Pino, al subdelegado del Gobierno en la reunión mantenida ayer ha sido la de reinstaurar las antiguas guarderías rurales, un grupo de agentes de vigilancia de las tierras de cultivo que entonces sostenían las antiguas Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos y que ahora podrían sufragar se también por los propios agricultores y ganaderos indirectamente si cada ayuntamiento destinase una parte del Impuesto de Bienes Inmuebles de Rústica a este fin. La idea incluye, asimismo, que los propietarios rústicos paguen una contribución especial, que se calcula en unos 0,50 euros por hectárea, conjuntamente con el IBI, un mínimo coste que cualquiera estará dispuesto a asumir a cambio de mayor seguridad. El subdelegado, Sebastián Pérez, se ha comprometido a su estudio y con el correspondiente informe  se dirigirá  a la Diputación Provincial y a las Mancomunidades de Municipios para que se planteen la posibilidad de llevar a cabo este proyecto, en cualquier caso de forma coordinada con la Guardia Civil y la Policía Nacional en quien recaen las competencias de seguridad. El medio rural no puede presentarse expedito a las mafias y delincuentes que saquean bienes que son necesarios para las labores agrarias: aperos, maquinaria, gasoil, placas solares, instalaciones eléctricas, bombas de riego, etc. así como las propias cosechas y el ganado, causando un gran quebranto económico e inquietud entre los agricultores y ganaderos. Las medidas de control pasan por una mayor presencia policial, la inspección de los puntos de compra en el mercado negro y el endurecimiento de las penas a los delincuentes. Las guarderías rurales pondrían al día una fórmula clave para mejorar la vigilancia en el campo, que fue muy eficiente y exitosa en su tiempo y que puede serlo también en los tiempos actuales.