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La pesadilla antes de Navidad que viven en la comarca de Baza, en el norte de Granada, comenzó el 17 de septiembre, con la aparición ... del primer brote de viruela ovina y caprina, una enfermedad que llevaba erradicada en España desde 1968.
Desde entonces se han sacrificado 4.182 animales en 15 explotaciones donde han aparecido focos y los protocolos de seguridad para tratar de frenar la expansión del virus mantienen a miles de ovejas y cabras inmovilizadas, sin poder salir a pastar, en el perímetro de seguridad diez kilómetros establecido por la Junta.
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Pero no solo ganaderos de extensivo están sufriendo. Hay otros grandes perjudicados que se sienten olvidados –ni siquiera aparecen en las líneas de ayudas públicas– a pesar de que son unos de los grandes pilares económicos de la comarca, con una facturación de más de 40 millones de euros anuales. Se trata de los cebaderos, las empresas que compran los corderos a los ganaderos para acabar de engordarlos y los sacan al mercado, ya clasificados por peso y por distintos canales.
Esta pieza clave de la cadena está soportando el peor golpe económico, ya que su actividad está totalmente paralizada por los protocolos de seguridad que impiden mover al ganado.
En los cuatro cebaderos de la comarca de Baza afectados por el perímetro de seguridad permanecen inmovilizados 13.977 corderos sanos y ya cebados, que no pueden salir al mercado, según fuentes oficiales de la consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural. A los animales retenidos en los cebaderos hay que sumar los 19.948 que permanecen confinados en 320 explotaciones ganaderas afectadas por el perímetro de seguridad entre las comarcas de Baza y Huéscar. En total 35.166 animales que permanecen inmovilizados, sin más opciones que el matadero.
En algunas de los cebaderos que han ido encadenando confinamientos por los distintos focos, la actividad lleva ya paralizada dos meses. Ni han podido vender los corderos ya cebados ni han entrado los nuevos, que estaban destinados al mercado nacional en Navidad, por lo que las empresas ya dan por perdida una de las campañas más fuertes del año en la que el sector factura más de cinco millones de euros. La sangría económica se agrava cada día que pasa y la desesperación crece en unas empresas que saben que la prolongación de esta situación puede llevarlas al límite del cierre.
La Consejería de Agricultura mantiene un fuerte control de las explotaciones con análisis epidemiológicos y si no aparecen nuevos focos de viruela ovina comenzaría la cuenta atrás para ir levantando restricciones, pero en cualquier caso la inmovilización del ganado por medidas de seguridad se prolongaría hasta el 25 de diciembre, según confirman a IDEAL fuentes de la consejería.
Está por ver, en función de los resultados, si la administración levanta la mano para permitir al menos dar salida a los animales retenidos en los cebaderos. Sea como sea, este tiempo se va hacer eterno e insoportable para las empresas, que temen no poder resistir la paralización.
«La campaña de Navidad que supone un pico de ventas está perdida y es imposible salvarla», resume Rafael Izquierdo, tercera generación de la empresa de cría y recría Cebacor, que tiene en Baza el mayor cebadero de toda Andalucía.
Ni aunque se les permitiera comercializar ya habría margen para cebar nuevos corderos y además, con el panorama de incertidumbre actual ningún negocio puede arriesgarse a llenar sus instalaciones de animales y que un nuevo foco les obligue a volver a inmovilizar el ganado, multiplicando las pérdidas. Además, tienen el handicap de que si se detectara un foco dentro del cebadero y les obligara a sacrificar los animales, las indemnizaciones que perciben las empresas no cubren «ni un 35%» del valor real por cabeza.
Los cebaderos acumulan así unos en distintos frentes. Por una parte, los gastos de alimentación de unos animales que siguen comiendo en un momento en el que los pienso están disparados, mientras que no se pueden vender.
Pero además, los corderos inmovilizados están ya pasados de peso, lo que devalúa de manera exponencial su valor en el mercado. Si no les dejan comercializarlos ya las empresas tendrán que enviarlos como ovejas viejas al matadero, con lo que perderán toda la inversión.
En estos momentos los cebaderos deberían estar trabajando con corderos de 25 kilos, que son los que demanda el mercado nacional en Navidad. El siguiente rango es el de los animales de entre 30 y 40 kilos, que se destinan a la exportación a países europeos, mientras que los corderos que sobrepasan los 40 kilos solo tienen mercado en los países árabes.
«Estos corderos deberíamos haberlos vendidos hace 40 días con menos de 40 kilos, ahora con 50 kilos tengo un problema terrible. El único mercado que tienen son los países árabes pero ahora no los quieren, las exportaciones del cordero procedente de Granada se ha desplomado por completo», esgrime Izquierdo. Y el problema no es exclusivo de los cuatro cebaderos de Baza que tienen el ganado sano inmovilizado. Las reticencias del mercado se han extendido a absolutamente todo el ganado de las comarcas del Norte de Granada, aunque no estén en el perímetro de seguridad de los últimos focos.
A pesar de que las autoridades sanitarias mantienen vía libre a las exportaciones, los mercados rechazan el cordero granadino y optan por otras procedencias. Las empresas también lamentan las trabas a los exportadores que se están poniendo en inspecciones veterinarias de puertos como e de Cartagena, que son la tradicional salida por vía marítima de los animales para los países árabes. «Es una discriminación hacia Granada», critica Izquierdo.
«Para una zona como la comarca de Baza donde mucha gente vive del cordero esto es una auténtica ruina», sentencia rotundo su colega David Cañizares, propietario de un cebadero de Baza donde hay 4.500 corderos ya gordos haciendo más kilos.
Pero además, Cañizares, tiene otro cebadero en Zújar, que no está en el perímetro de seguridad, por lo que puede comercializar el ganado y sin embargo, se está topando con el mismo problema de rechazo de los mercados. «Les da igual que sean de zonas libres, dices que los corderos son de Granada y no los quieren, nos han tomado manía», lamenta el empresario.
Los negocios del sector coinciden en que no faltará cordero en el mercado nacional de cara a Navidad, ya que se compensará con otras zonas productoras. Pero para la comarca granadina, el desastre ya está servido. «No vamos a poder aguantar, necesitamos ayudas porque esto se va a llevar por delante a empresas y a la gente que ha trabajado toda la vida para levantarlas», lamenta Cañizares.
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