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5 razones para 'pintarte' en el Cascamorras de Baza

Además de la historia tan legendaria que hay detrás de esta fiesta y el fervor de los bastetanos por su Cascamorras, existen muchos motivos por los que 'pintarse' -alguna vez en la vida- en la celebración más querida y emblemática de Baza

aIda ortiz

Martes, 6 de septiembre 2016, 10:07

Si los bastetanos tienen algo de lo que enorgullecerse, eso es su Fiesta de Interés Turístico Internacional, el Cascamorras. Eso y la valentía (o el "no hay huevos") de sus ciudadanos, que no dudan en pintarse de negro cada 6 de septiembre con pintura ecológica (o aceite quemado de coche) ni en lanzarse a la carrera por las calles de Baza detrás de un tío que ha decidido (voluntariamente) dejarse aporrear desde las arrodeas hasta la Iglesia de la Merced, con la intención de llevarse a la Virgen de la Piedad a Guadix.

El Cascamorras siempre debe tener fe y nunca debe perder la esperanza de llegar limpio hasta la iglesia. Pero claro, teniendo en cuenta que una marea de gente manchada te persigue durante dos horas llena de grasa para impedírtelo, la fe debe de ser ciega a más no poder. Por eso, como el "no" ya lo tiene, el Cascamorras cada año lo intenta, por si las moscas

Pero además de la historia tan legendaria que hay detrás de esta fiesta y el fervor de los bastetanos por su Cascamorras, existen muchos motivos por los que "pintarse", alguna vez en la vida en la celebración más querida y emblemática de Baza.

1. Al contrario que muchas de las fiestas populares más conocidas de España, el Cascamorras no persigue a un toro, aunque sí a un hombre que voluntariamente (y haciendo cola) se presta a que lo aporreen y lo persigan a sabiendas de que nunca conseguirá su propósito.

2. En el Cascamorras se disfruta de la comida. Ya es prácticamente un ritual hincharse a pinchos en la feria (y a quintos, uno por pincho) y perder la noción del tiempo, para después correr a las arrodeas pensando que no llegan a tiempo, como si estuvieran siendo perseguidos por el propio Cascamorras.

3. Eso sí, después de la carrera, los pinchos y los quintos ya se han quemado de sobra. El deporte es otra de las ventajas que tiene esta fiesta y es que muchos de los cascamorreros más fervientes que corren cada año, sólo lo hacen en esa ocasión. Lo de correr es para runners y para los bastetanos el día 6.

4. Y después de la carrera, llega la hora de quitarse toda la pintura (o grasa de coche) de la piel. Toda una odisea. El jabón corre de mano en mano y empieza la desesperación por hacer desaparecer esas manchas negras que te van a impedir ligar la primera noche de feria. Y es que se trata de la circunstancia perfecta para que vengan los de marketing de Fairy a hacer su nuevo anuncio de temporada. Nada de Villarriba y Villabajo: Baza, eso sí que es un reto. No obstante, tiene su encanto y forma parte del ritual previo a la primera noche de feria, esa que tanto gusta después de una buena carrera detrás del Cascamorras.

5. Y lo mejor de todo es que, una vez llega la noche, relajados después de hacer deporte y de haber puesto a prueba nuestra destreza en la ducha, vuelven los pinchos y los quintos y después el pilycrim y después los cubatas y al día siguiente la peor de las resacas. Eso sí, una resaca de orgullo porque una vez más "¡no se la llevan!"

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