Kona, la meca de los sueños

Se consiguió el objetivo de los últimos dos años, se bajó el telón de una temporada que, en lo personal, se puede decir que ha sido la mejor temporada de mi vida deportiva.Soy Ricardo Ibarra, un tipo normal que lucha por vivir sus sueños. Todo comenzó en 2007/08. Mi vida era sedentaria, nada deportiva, comencé a cuidarme, a descubrirme, a ponerme a prueba.Echando la vista atrás, me doy cuenta que lo principal para practicar triatlón y más concretamente, la larga distancia, lo tenía, y no era otra cosa que una cabeza muy dura, que cuando se propone un objetivo, hace todo lo posible por conseguirlo.

Ideal.es

Domingo, 25 de octubre 2015, 08:51

Así fue como un veinteañero con más de 100 kilos de peso, comienza a convertirse en lo que será años más tarde un IRONMAN.Comienzo paso a paso, cumpliendo todos los plazos y todas las distancias desde el triatlón sprint pasando por el olímpico, y topándome en 2010 con la media distancia, donde encontraré a un grupo de amigos, los TJT, que van a hacer que en mi cabeza comience a surgir un sueño común, competir en el IRONMAN WORLD CHAMPIONSHIP en Kona (Hawaii)Creo que fue ese momento el punto de inflexión que hace que replantee la situación, cambio de entrenador, confío mi preparación a Fátima Blázquez, que durante estos 5 años ha puesto sus conocimientos y su paciencia marcando los pasos a seguir, porque como me ha repetido mil veces, "las cosas se consiguen paso a paso".Y así sucede, es en el 2013 cuando en media distancia consigo un tercer puesto en el Campeonato de España en GGEE y aparte de ganar pruebas locales y provinciales durante estos años, en 2015 consigo ser campeón andaluz de media distancia en GGEE y quinto absoluto.El objetivo principal seguía siendo Hawaii, Y así planificamos la temporada, con la vista puesta en el IM Kalmar (Suecia). Y fue allí, en Kalmar, un sitio espectacular para una carrera espectacular, donde conseguí mi Slot para Kona.A partir de ahí quedaban 2 meses escasos para recuperar y afrontar el Campeonato del mundo.Sin tiempo de asimilar nada, por la rapidez de los acontecimientos, me encuentro bajando del avión en el puerto internacional de Kona y comienza la cuenta atrás.La primera semana, la previa al día D, la paso entrenando fácil conociendo sitios por donde pasaremos en carrera y aclimatándonos.El coincidir allí con buena parte de los españoles, el poder hablar, intercambiar vivencias, impresiones y alguna que otra broma, es algo que te nutre, que hace que tu experiencia en el mundo de triatlón no sólo sume, sino que se multiplique. La natación matutina en el Pier, la zona donde se nadará en carrera, es una de las cosas que más echaré de menos. Las salidas por la Queen K con la bici y los rodajes por Alii Drive con J. Albizuri, las quedadas con los "Argonautas" o con la family 226ERS, hacen que mi primera vez, y espero que no la última en Kona, haya sido especial y haya marcado mi vida.Sin darte cuenta la semana pasa, se convierte en la semana más corta y enseguida estás en la noche previa, esa noche en la que realidad e imaginación se van a entremezclar para que no seas consciente de que estás viviendo tu sueño. Ya en la cama, antes de quedar dormido, pienso que he venido a disfrutar pero también sé que voy a sufrir, ¿Qué contradicción verdad? Encontrar satisfacción en el sufrimiento.El Ironman de Hawaii lleva al límite tu resistencia física y mental no sólo por las distancias a cubrir, si no por las condiciones inhumanas de la isla, las altas temperaturas y el viento ?"es como correr en un túnel del viento metido en una sauna" J. Frodeno 2014, hacen de esta prueba la mas exigente a nivel mundial.Aparte durante las 10 horas, alimentas el cuerpo a base de geles, barritas y sales, por lo que es importante entrenarlo antes y utilizar una marca, en mi caso 226ERS, lo más natural posible y que te aporte justo lo que necesitas, aun así, es normal una perdida de peso de entre 5-7kg. Pero aunque planifiques, ese día, el cuerpo dicta y tú obedeces.Me levanto a las 3:30 de la mañana, y comienzo desayunar, con una conversación distendida, sin la tensión de otras carreras, mi meta era disfrutar dándolo todo.Una vez en la transición y con todo preparado veo la salida élite masculina y femenina, lo nervios se dejan sentir, pero estoy preparado y mentalizado para lo que se avecina.En natación me coloco a la izquierda de la salida, con el fin de intentar evitar los primeros aprietos, pero no, es tanto el nivel y la competitividad que, nada más salir y uno de unos 500 o 600 m, la tensión es máxima y hay bastantes forcejeos en el agua. Nunca había nadado con tanta tensión, pero cuando pasamos el giro y volvemos hacia el Pier, se producen más tirones y acelera el ritmo.Salgo del agua y cojo la bici, tenía claro lo que debía hacer, marco mi ritmo, sé que los primeros kilómetros pueden parecer sencillos y eso te da confianza, pero al final son 180 km y eso se nota en las piernas. Esa es la tónica hasta el cruce de Hawi, devuelta por la Queen K sigo bien, hasta a falta de 40 km y con el cuerpo la castigado por el calor comienzo el que para mí, sería el peor momento del segmento ciclista, avanzo poco, hay viento de cara y sobre todo un calor que sube por las manos y brazos agobiante, aumento de ingesta de sal y consigo no ir a menos, noto mejoría y llego a la transición con la incógnita de cómo se va a dar, el que será, el maratón de mi vida.Nada más salir a correr siento como voy bien, mi ritmo no duele y no voy parado, llego a emocionarme comenzando a encarar Alii Drive, quedaba solo el maratón para ser finisher, pero iban a ser 42,2km de apretar los dientes y de dominar tu cabeza.Las piernas comienzan a molestar en el giro de Alii Drive (7,5km) y comenzamos la lucha interna, contra el cuerpo que pide ya que se acabe aparte, el calor es horroroso, no corre apenas viento y el cuerpo está ardiendo.Llego a la subida de Palani y afronto los 14km de ida hasta el Energy Lab debajo de un sol abrasador, allí no hay sombras, estamos de nuevo en la Queen K y aquí se va a hacer la auténtica criba de la carrera.El cuerpo ya no sabe, no entiende, sólo sobrevive, sí, como si de una situación de vida o muerte se tratase. Veo como hay personas que lo están pasando muy mal. Procuro intentar marcar pequeños objetivos, llegar de un avituallamiento a otro, para refrescarme etc. Ese es el premio que se lleva mi mente cada vez que cumplo una milla y sólo así, dividiendo en pequeños objetivos alcanzables, van pasando los kilómetros y me planto en la bajada de Palani antes del giro para encarar Alii Drive, dónde está la recta final hasta la meta, la que tantas veces has visto en tus sueños y has vivido ficticiamente, y que ahora, es tu realidad.

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