El Resucitado puso un brillante punto y final a la Semana Santa

  Tras dos años sin poder realizar su recorrido, interrumpido por la lluvia el pasado año y sin salir siquiera un año antes. Ayer el ... Resucitado pudo realizar integro su recorrido  Desde primera hora, el bullicio en el Templo de la Piedad era tremendo. Muchos niños, muchos padres, mucha paciencia en los miembros de la Junta de Gobierno de la Soledad, la cofradía matriz del Resucitado, que se tenían que multiplicar para tratar de concretar lo que ya tenían organizado, entre entradas y salidas de los niños y niñas, de padres y madres que a veces más que acaban restando en lo que debiera ser mayor colaboración y confianza con quienes de verdad organizan.  La cruz de guía abría el paso a un desfile multicolor en el que las diferentes cofradías de la ciudad acudían representadas por quienes serán los grandes cofrades del futuro bastetano y, tras ellos, los niños y niñas que lucían el hábito propio de la cofradía. Todos ellos con su cruz de madera. Llegados a la Plaza Mayor, se escuchaban las lecturas y palabras del consiliario de la cofradía, Emilio Jose Fernández, quien también quiso saltarse el ritual protocolario y hacer que sonara un atronador aplauso hacia todos los niños y niñas que formaban parte del cortejo pero, sobre todo, para aquellos que han estado acudiendo regularmente a los ensayos, sin importarles el frío ni la lluvia.  Después, la Cofradía del Resucitado se acercó a esa definición más popular de los últimos años, la cofradía del polo, cuando a la altura de la Heladería de Los Valencianos aparecen las cajas de los ricos polos y cada niño y niña empiezan a escoger el de su sabor favorito, en una mañana en la que el refresco apetecía. Seguramente ayer, la heladería Los Valencianos, batieron su record regalando polos, ante la gran cantidad de niños que participaron en la procesión, que este año estuvo bastante bien organizada por los más de diez integrantes de la cofradía de la Soledad que en todo momento trabajaron para mantener el orden y el control, lo que no es fácil tratándose de tanto niño y tantos padres.  Texto: Ricardo Cañabate