JOSÉ UTRERA
Miércoles, 13 de agosto 2014, 12:00
De aquel gran lago que llegaba hasta Baza, hoy solo quedan dos fuentes naturales que además se llaman igual, Fuencaliente en Huéscar y Fuencaliente en Orce. En ambos casos se trata de dos lugares abiertos por vacaciones a los que acuden oscenses y orcerinos para paliar los rigores veraniegos. Millones de años después, ahora las aguas se utilizan para la diversión y el esparcimiento veraniego. La primera quincena del mes de agosto es cuando más visitantes acuden a bañarse y disfrutar del sol o de la sombra, según convenga. Las instalaciones tienen una amplia zona de césped natural muy bien cuidado. Según cuenta Aquilino Girón, el concejal responsable del complejo de Fuencaliente, durante el mes de agosto, Huéscar aumenta considerablemente de población, pues son muchos los oscenses que regresan a pasar las vacaciones. Los más jóvenes prefieren ir a la piscina municipal pero quienes conocen Fuencaliente prefieren bañarse en aguas sin cloro que nacen en dos zonas del lago natural a una temperatura de entre 17 y 19 grados. En verano el agua para los frioleros está fresca, para otro ideal para el baño. El nacimiento de agua aporta 180 litros por segundo, hace unos años era de 300 litros segundo, pero la sobreexplotación de pozos ha reducido el caudal. El agua además de para bañarse es aprovechada para regar 300 hectáreas de tierra de cultivo de tres comunidades de regantes. En el oasis de Fuencaliente se puede disfrutar de un día completo de baños y a la vez de sus instalaciones, zona deportiva, jardines, amplios aparcamientos, merenderos y todo gratis. El Ayuntamiento destina unos 15.000 euros cada año para poner a punto Fuencaliente para la época veraniega y mantenerlo en perfecto estado para disfrute de oscenses y visitantes. En complejo de Fuencaliente también dispone de bar restaurante, donde se sirven paellas y caracoles, choto con ajos, cangrejos, y hasta gambas a la andaluza entre otros muchos platos. Los encargados del restaurante son Francisco Carbonell Masegosa y si hijo Francisco. Aunque toda la familia tiene que echar una mano y los fines de semana se refuerza la plantilla para poder atender a todas las personas que acuden al restaurante situado justo a la orilla del lago natural. Francisco Carbonell, se ríe al recordar que a principios de verano se presentó un señor en el bar para ofrecerle cloro y productos de mantenimiento de piscinas. El muy socarrón le dijo, ¿es que no ha visto que hay peces? El vendedor cogió su catálogo y se fue sin decir media palabra más. Y es que en Fuencaliente los bañistas conviven con los peces que tienen su hábitat en la laguna, cuyo suelo no está en cementado y se limpia a mano todos los años antes de que comience la temporada de baños. El perfil más habitual de usuarios de Fuencaliente son familias que quieren disfrutar de un día, o los que sean, de baño en un lugar envidiable, sobre todo para los que no son de Huéscar. Como ocurre en muchos sitios los autóctonos, porque lo conocen de siempre, no lo valoran en la manera que se merece.
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