Han cambiado los cielos grises y la contaminación por el clima y la paz del Altiplano granadino.
Ilaria Grieco, italiana de 42 años, estaba muy cansada e indignada del ambiente político de su país y hace quince años decidió marcharse a Inglaterra. Se caso con un periodista ingles, Derek Suffling, que trabajada en una revista sindicalista. Ella era coordinadora de los servicios sociales de un centro de salud mental. Vivían en el cinturón de Londres, trabajaban de nueve de la mañana a cinco de la tarde e invertían dos horas todos los días en ir y volver del trabajo. Un día, hace ya diez años, Ilaria y Derek decidieron cambiar de vida. Se lo tomaron con calma, tuvieron un hijo que ahora tiene 8 años, y el segundo, de seis, ya nació en España, en el Hospital de Baza.
Ilaria Grieco y su marido viajaron por Centroamérica para aprender español y después durante unas vacaciones de tres semanas recorrieron Andalucía buscando un lugar para quedarse y emprender un nuevo proyecto de vida. Llegaron al altiplano de Granada, a Castril, y les gustó tanto que decidieron que habían encontrado su sitio. Por medio de una inmobiliaria de la zona regentada por un irlandés encontraron un cortijo viejo en Campo Cebas; les gustó desde el primer instante que lo vieron y apostaron por él. Lo compraron y rehabilitaron hasta convertirlo en un alojamiento rural de categoría. Aunque en realidad se trata de un eco hotel rural, El Geco Verd, ahora a pleno funcionamiento, pero cuyo arranque no fue fácil.
Cuando Ilaria y Derek decidieron comprar el viejo cortijo no se imaginaban el largo proceso burocrático que les esperaba para lograr realizar las obras de remodelación integral y construcción de su nueva casa, convertida a su vez en hotel. Dificultades de papeleos que fueron aún mayores cuando les dijeron que podían solicitar algún tipo de subvención. Lo lograron de la agencia IDEA y de la Consejería de Medio Ambiente.
Durante tres meses vivieron en Campo Cámara, mientras presentaban documentos y más documentos; contrataron a una empresa constructora que fue incapaz de sacar la obra adelante y se vieron en la necesidad de recurrir a otra distinta. «Fue muy duro, es para morir en el intento, pero al fin lo logramos», relata Ilaria, una persona que irradia simpatía y alegría.
Hasta Castril
Después se trasladaron a vivir a Castril. Tardaron tres años en poner en marcha el hotel y justo al poco tiempo su negocio se vio afectado por la supresión de los vuelos internacionales desde el aeropuerto de Granada. Ahora afortunadamente se han vuelto a poner en marcha y ya lo están notando, pues sus clientes llegados desde Inglaterra prefieren volar hasta la capital granadina antes que a Málaga o Alicante. Ilaria, su marido Derek y sus hijos viven muy felices en Campo Cebas, un anejo de Castril. Su eco hotel está tres kilómetros más lejos, aislado encima de un promontorio con magnificas vistas, que alcanzan hasta Sierra Nevada y están justo al lado de dos parques naturales, el de Cazorla, Segura y las Villas y el de Castril.
«Hemos cambiado el cielo gris, la contaminación, la inseguridad ciudadana y el ritmo infernal de Londres por el sol casi todo el año, la tranquilidad, un paisaje maravilloso y un ritmo y estilo de vida muy diferente y mucho más agradable». Los hijos del matrimonio están en integrados y asisten al colegio de Castril, donde tienen sus amigos y se comunican perfectamente en español. Con su padre hablan en inglés y con su madre en italiano, lo que siempre es una ventaja de cara a su futuro.
El trabajo no deja mucho tiempo libre al matrimonio, pero a la pareja le gusta lo que hace y gestiona el hotel en familia. Parte del edificio es el hogar de Ilaria y Derek, quienes a la vez que apostaron por una nueva filosofía de vida lo hicieron por el desarrollo de las comarcas del norte de la provincia de Granada. «La mayor dificultad que tenemos es que esta zona no se conoce, hay muchos clientes potenciales, pero es muy desconocida. Nosotros conseguimos nuestros clientes gracias a las webs especializadas en ingles. Pese a la crisis este año va mejor que el anterior porque el 90 % de nuestros clientes proceden del norte de Europa».
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