Huéscar estrena Centro Cultural, en el rehabilitado matadero antiguo

Huéscar ha puesto en funcionamiento el nuevo Centro Cultural Matadero, un importante proyecto llevado a cabo desde el área de cultura y que viene a poner en valor un espacio en desuso para convertirlo en el epicentro de la vida cultural y artística de la ciudad de las Santas.

En el acto inaugural del nuevo espacio cultural participaron el alcalde de oscense, Ramón Martínez, y la concejal de Cultura, Alicia Rodríguez, junto de otros miembros del equipo de gobierno y de la corporación municipal. Al acto acudió la arquitecta Marisol Varela, integrante del equipo de Arquitectura Àcrono, encargado de hacer realizad la idea inicial de recuperar el viejo matadero, gracias a una inversión de 400.000 euros con cargo al presupuesto municipal.

Durante la inauguración se presentó el proyecto 'Remanece', unos podcasts que vienen a poner en valor la calidad del arte que se produce en el territorio, realizados por Dani Molina, estrenando la primera grabación en la cual Eloy Molina entrevista a la prestigiosa fotógrafa Susana Girón.

Ramón Martínez destacó la importancia de contar con un nuevo equipamiento cultural multiusos, que además se encuentra ubicado en un barrio de la periferia de la ciudad, que sirve ya de unión con el resto de la localidad para beneficios de todos los vecinos del municipio.

El proyecto, según relató Marisol Valera, ha consistido em la recuperación del antiguo Matadero de Huéscar, un edificio de 1940 con una superficie de 586.39 m2, ubicado en una zona donde predomina el suelo terciario.

«La rehabilitación del edificio tiene, además, una función urbanística social, ya que conecta una zona suburbana y casi marginal con el viandante, y pretende ser lugar de encuentro para los oscenses de todas las edades, así como revalorizar la zona», precisaó Valera.

Se trata de un espacio con gran valor patrimonial y arquitectónico, en forma de U, de una planta sobre rasante, con un patio central. Se han realizado una serie de actuaciones arquitectónicas con el objetivo de preparar el espacio para acoger actividades culturales. De esta manera, se ha preservado la envolvente interior de todo el edificio para lograr mantener las huellas del pasado y respetar al máximo el espacio patrimonial, favoreciendo a la vez que en el centro se desarrollen las más diversas propuestas culturales.

El proyecto arquitectónico explora las posibilidades de rehabilitación de la ruina en la que se encontraba el edificio y aporta una mirada nueva sobre la actuación en el patrimonio histórico. El concepto base del proyecto es la búsqueda de un equilibro entre el respeto por la identidad del propio lugar y la incorporación de nuevos elementos para lograr transformar su funcionalidad. Para ello, se optó por el uso de materiales industriales en bruto o con modificaciones mínimas de los elementos conservados, la mayoría de estos valores, ocultos, debido a las sucesivas reformas de escaso interés constructivo que tuvo el edifico al cesar su actividad como matadero.

El proyecto trata de sacar a la luz esos valores mientras se encaja el nuevo uso utilizando materiales sencillos, de fácil ejecución y mantenimiento, y con estética fabril.

El nuevo Centro Cultural Matadero cuenta con recepción, sala de control, dirección-oficina, aseos, salón de actos, dos salas polivalentes, 7 oficinas, una zona vending y corredor, una sala de instalaciones y un porche y patio central. Todo el uso del edificio gira en torno al patio y deambulatorio central, que hace las veces de espacio multiusos y de regulador bioclimática del edificio y que desempeña un papel fundamental en época estival.

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