Hispania Nostra alerta sobre el grave deterioro del Molino de San Andrés en Baza

El histórico molino, fue donado al Ayuntamiento de Baza, por la familia propietaria del mismo y pasados los años sin realizarse ninguna intervención de importancia el edificio se está viniendo abajo lo que propicio que el pasado 26 de mayo, el Molino de San Andrés fuese incluido en la Lista Roja en la que también están incluidos otros edificios históricos de Baza, como la propia Alcazaba, el Convento de San Jerónimo, Baños de la Morería o la Iglesia de San Antón entre otros.

Este molino harinero, con más de cinco siglos de historia y estrechamente ligado al patrimonio cultural e industrial de la ciudad, sufre graves problemas de humedad que están provocando un deterioro acelerado, especialmente en su valiosa maquinaria de madera, todavía conservada y que permitía su perfecto funcionamiento. A ello se suma una intervención fallida en la fachada principal, que ha agravado su degradación. Además, ya se han registrado hundimientos de la cubierta en la planta superior, agravados por haber permanecido mucho tiempo sin cerrar ventanas y balcones, lo que eleva la alarma sobre su integridad estructural. Según detalla Hispania Nostra.

El molino cuenta con protección legal dentro del PGOU de Baza del año 2010 que le reconoce valor arquitectónico, tipológico y ambiental. Su estado actual revela una preocupante falta de mantenimiento desde que fue donado al Ayuntamiento de Baza por sus últimos propietarios privados.

El edificio, de 226 metros cuadrados construidos, está dividido en dos zonas: una industrial, destinada a la molienda, y otra residencial. Consta de tres plantas, balcones, cubierta de teja con canecillos de madera, y conserva elementos originales como el sistema de molienda, útiles y herramientas. Está estratégicamente ubicado entre la Alcazaba y la calle Zapatería,

La historia del molino se remonta al final del dominio musulmán, cuando pertenecía a Alí Abendega. Tras la Reconquista, fue donado por los Reyes Católicos a su tío, don Enrique Enríquez, quien lo incorporó como dotación al Hospital de Santiago. Más tarde, pasó por manos del comendador Diego Pérez de Santisteban y la familia Robles-Santacruz, hasta que dejó de tener uso activo en el siglo XIX. La familia Martínez Blánquez fue la última en seguir con la explotación industrial de esta instalación, lo que se prolongó hasta el último tercio del siglo XX. Su nombre actual, «de San Andrés», se popularizó por su proximidad a una antigua capilla y caz de agua con esa advocación.

Hispania Nostra señala que la inclusión del Molino de San Andrés en la Lista Roja alerta sobre la necesidad urgente de una intervención institucional para evitar la pérdida de un inmueble que no solo forma parte del legado material de Baza, sino también de su memoria colectiva. Hispania Nostra recuerda que este listado pretende llamar la atención pública y movilizar recursos para la conservación del patrimonio en peligro. «En este caso, el tiempo corre en contra de uno de los últimos testigos de la historia molinera de la ciudad, con este emblemático molino, instalado en el cauce de las aguas que proporcionaban la fuerza para su funcionamiento en lo que fue una rica sucesión de este tipo de molinos en Baza»