Baza conmemoró los 534 años de la entrada en la ciudad de los Reyes Católicos

Este año el manifiesto tuvo un toque reivindicativo porque Baza es muchas y es una, «una ciudad moderna, abierta, tolerante, comprometida, deportista, artista, que aspira a dejar de estar vaciada, a crear empleo y riqueza, a que nuestros jóvenes se queden aquí a vivir, a estar libre del todo de violencia hacia las mujeres, a tener las infraestructuras de desarrollo imprescindibles como el tren y la autovía del Almanzora, a ser la gran ciudad que cada día contribuimos a hacer entre todos».

Vallejo recordó como durante mucho tiempo, este llamado «Día de la Toma» fue celebrado como la imposición de un bando sobre otro y el sometimiento de los vencidos a los vencedores. «Pero sentimos orgullo al haber logrado transformarlo en una fiesta por la integración social, la convivencia y el respeto mutuo que es este Baza Qué».

Este año pese a la ausencia de los escolares, la Plaza Mayor volvió a llenarse de bastetanos que fieles a las tradiciones llenaron la plaza para responder a las llamadas que por tres veces realiza el concejal, mientras suena el himno nacional. Es una ceremonia sencilla y corta que apenas dura tres minutos.

La tradición continuó con la celebración de la procesión de Santa Bárbara a la que asiste la corporación municipal y el clero de Baza y la mayoría de sacerdotes de los pueblos de la comarca. La imagen de Santa Bárbara es portada a hombros por cuatro concejales y la comitiva se dirige hasta la Iglesia Mayor, donde se oficia una solemne misa en honor a la patrona de Baza, cuando finaliza la ceremonia religiosa, la comitiva regresa de nuevo hasta el antiguo ayuntamiento y finalizan los actos en el momento que el concejal más joven devuelve el estandarte real a manos del alcalde, en este caso Pedro Justo Ramos, que por primera vez ejerció como primer edil en la fiesta de Santa Bárbara.

6 meses de asedio

Las Reyes Católicos, tras un asedio constante de seis meses del ejército cristiano formado por más de 50.000 hombres, entraron finalmente, en la ciudad, por la puerta de la Magdalena, el día 4 de diciembre, imponiendo los Reyes Católicos a su defensor, Cid-Hiaya, el deber de recibir el bautismo, tras lo que pasó engrosar las huestes cristianas con el nombre de D. Pedro de Granada. De todo ello se cumplen ya 534 años. Una estatua de Pedro de Granada se puede visitar en la plaza de la calle del Agua de Baza.

Durante el asedio se talaron muchos miles árboles de las afueras de la ciudad, con la ayuda de 2000 hombres de a caballo, 5000 peones y 4000 hombres más que asolaron y destrozaron la vega bastetana, durante cuarenta días, utilizándose la madera talada en la fabricación de empalizadas y otras construcciones para el asalto a la ciudad, lo que llevó a Baza a una época de fuerte decadencia que acabó con todo el esplendor e importancia de la ciudad.

También se produjeron en Baza nuevos y profundos cambios, destacando la dotación a la ciudad de un fuero específico que los reyes Católicos no cumplieron. En Baza se quedaron a vivir muchos de los soldados que participaron en la contienda, cambiando una ciudad en la que se derribaron 300 de las 1577 casas con que contaba, mientras se construyeron algunos palacios y casas nobles.