El Ayuntamiento de Zújar paraliza por segunda vez las obras de una granja de cerdos

En el año 2019 y ante las protestas de vecinos y asociaciones el ayuntamiento ya ordeno una primera paralización en septiembre del 2019 por no ajustarse las obras que se estaban realizando a la licencia concedía.

Y ahora ha vuelto a suceder lo mismo, la aparejadora municipal ha descubierto nuevas irregularidades y ha emitido un informe al respecto. El motivo de esta segunda paralización de obras se debe al cambio en la capacidad de la balsa destinada a recoger los purines y a la no demolición de lo construido indebidamente con anterioridad. La Policía Local de Zújar ha procedido a precintar el acceso a las obras para impedir que se pueda seguir construyendo.

El alcalde de Zújar, Salvador Moreno, (Gente de Zújar) tiene un informe técnico sobre su mesa que indica que «los trabajos de construcción de la nave siguen adelante sin restablecer la legalidad urbanística, no procediendo a la demolición de lo construido fuera de licencia, también se ha detecto que se ha excavado una sola balsa de purines con una capacidad superior a la permitida mediante licencia».

Disciplina urbanística

«Me imagino lo que hubiese sido trabajar un día entero en uno de los invernaderos próximos con ese olor en pleno verano», apunta el alcalde que matiza que el asunto ahora se llevará a la Diputación de Granada, que es la que se encarga de la disciplina urbanística del pueblo. El ente provincial, será informado de lo ocurrido para que lleve a cabo las actuaciones sancionadoras correspondientes.

El proyecto de construcción de esta granja de cerdos tiene en contra a vecinos y asociaciones que resaltan los inconvenientes de este tipo de instalaciones y lo lesivas que son con el desarrollo agrícola que presenta la zona donde se está construyendo con numerosos invernaderos que funcionan de mayo a octubre y a los que a diario acuden a trabajar unos 1.200 trabajadores para recolectar los productos hortícolas que se producen, principalmente tomate cherry en sus distintas variedades.

Los propietarios de los invernaderos de la zona conocida como llanos de Guadix temen que los malos olores sea una dificultad más añadida al esfuerzo que supone estar trabajando bajo plástico durante toda la jornada laboral. También están preocupados por los escasos acuíferos de la zona que se podrían ver afectados.

A raíz de las protestas vecinales contra las denominadas macrogranjas, ayuntamientos como el de Baza aprobaron una normativa para impedir que se puedan construir este tipo de instalaciones en el término municipal. Otros ayuntamientos ha hecho lo mismo.