José Utrera
Baza
Miércoles, 22 de diciembre 2021, 01:42
Tremendo susto el que se llevaron en la tarde de ayer martes, los feligreses y personas que en esos momentos visitaban el belén de la iglesia de San Juan Bautista, mientras se celebraba la misa de las 18.30h. Cuando el párroco se disponía a purificar los vasos sagrados después de haber repartido la sagrada comunión, una piedra entró por la ventana situada en un lado del presbiterio (altar mayor), rompiendo el cristal de la ventada y arrojando los trozos de cristal por todo el presbiterio, incluso algunos trocitos de cristal cayeron dentro del cáliz y de la patena.
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La piedra, lanzada supuestamente desde la alcazaba, fue a caer a escasa distancia de donde se encontraba el sacerdote, que acababa de pasar por el lugar donde cayó la piedra. Por suerte no se produjeron daños personales.
Ante el enorme estruendo que se escuchó por el impacto del proyectil, se vivieron momentos de mucho nerviosismo y confusión por parte del párroco y de los fieles presentes hasta que se pudo comprender lo que había sucedido.
Según relata el párroco Emilio José Fernández Valenzuela, que en ese momento estaba oficiando la misa, al oír el gran estruendo, producido por el impacto de la piedra contra la cristalera y el suelo, se pensó que se trataba de un terremoto. «Al caerme los cristales por la cabeza y oír el estruendo he pensado que era un terremoto y que el techo se me caía encima».
De inmediato vio la piedra y al mirar hacia arriba observó la rotura del cristal, fue entonces cuando comprendió lo que realmente había pasado, a la misma vez que bajada hacia donde estaban los feligreses, que también se encontraban bastante confusos y nerviosos, al oír el estruendo y ver al sacerdote correr. «Milagrosamente nadie ha resultado herido», comentó Emilio José Fernández, que también es el arcipreste de la ciudad, persona muy querida por todos los que lo conocen.
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Inmediatamente el párroco dio aviso a la Policía Nacional, presentándose de inmediato una patrulla y se interpuso la correspondiente denuncia.
Hoy mismo se instalarán unas mayas de protección en las ventanas del templo, por si vuelve a suceder un acto así poder dar más seguridad al interior y evitar que caigan cristales o cualquier otro objeto en el interior.
Una vez se fue conociendo lo sucedido, la comunidad cofrade, vecinos del barrio y personas ligadas o no a la parroquia, comenzaron a mostrar su indignación por un hecho vandálico tan deleznable, que pudo acabar en un problema muy serio, si la piedra llega a alcanzar a alguien.
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